Aunque nos encanta el estilo que le puede dar un aro a nuestra perforación, estas son las razones por las cuales no lo recomendamos como pieza inicial.
Al utilizar un arito, por su curvatura ejercemos presión innecesaria al tejido, generando movimiento y esto provoca una fricción, haciendo que retrasemos la cicatrización a diferencia de una pieza recta, que es con la que se recomienda comenzar cuando te perforas la oreja en la mayoría de los casos como son lóbulo alto, hélix y tragus.
Cabe destacar que hay algunas perforaciones con las que se debe iniciar con un piercing en forma curva como el daith, por la parte de la oreja donde va colocado y su anatomía, pero son pocos.
El hecho de que nuestro aro esté en movimiento constante, hace que al estar expuesto a polvo y bacterias todo eso se arrastre hacia nuestra perforación y puede generarte una infección.
Cabe aclarar que sí es posible utilizar un arito, pero no es recomendable. Si aún así planeas utilizar uno, te recomendamos que sea grande para que tenga espacio, ya que toda nueva perfo tiende a hincharse y los aros ajustados no le darán espacio. Recuerda que al utilizar un aro grande, es probable que se pueda atorar en la ropa y jalar, por lo que hay que andar con cuidado, lo peor de todo es que facilita que aparezca los famosos granulomas, esos bultos feos y desagradables que a nadie le gustan y queremos sacarlos a toda costa.
Otra de las razones para no utilizar un aro, es que la perforación adapta la curvatura del arito, por esto es probable que después cuando queramos utilizar alguna pieza recta, no entre fácilmente y corramos el riesgo de dañar de nuevo el tejido aunque esta ya cicatrizó y vamos a tener que pasar de nuevo por el proceso.
Por esta razón es que recomendamos que solo después de la cicatrización reemplaces los piercings rectos por un aro, que sabemos se ve increíble. Solo ten un poco de paciencia para que tu perforación luzca genial cuando hagas el cambio.
